Dos frescas rubias, acompañadas por un amargo brasileño
fueron lo único necesario para que las miradas de estos dos
perdidos, se uniesen en el día en el que el mundo te gasta una broma.
Una jugarreta del destino que no terminó con un monigote colgado de la
espalda, sino con un nudo de dos cuerpos que luchaban por formar uno solo,
entrelazando piernas y brazos y dejando perder la lengua en las cuevas que
formaban las dos bocas. Labios húmedos, piel con piel, placer interminable.
Dos días seguidos, dos locos jugando a ir mas allá, dos besos de buenos días,
nos hicieron empezar algo que solo dos pueden terminar o simplemente disfrutar,
disfrutar los dos.
lunes, 31 de diciembre de 2007
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2 comentarios:
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Dale, tira, que seguro que el amor puede dar más de si. ¿Nada que decir?
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