El viaje desviajado

¡Vámonos! ¿Dónde?
yo no, yo si, yo no, yo tal vez.. espera que me lo pienso..
Qué difícil es poner en común unas cuantas mentes predispuestas y hacerlas llegar a una conclusión acertada y consensuada para al final, ser desmantelada.
Y es que para gustos se hicieron los colores y para preferencias las desavenencias...
Cuando al final llegamos a un acuerdo, hacemos maletas, soportamos tráficos insufribles y gastamos nuestros días y dineros en lugares a los que a veces ni tan siquiera queremos ir.
Llegamos con ganas de comernos el mundo, con una lista de lugares a visitar, restaurantes en los que cenar y con un presupuesto para gastos imprevistos, con la idea de que ni un terremoto nos amargará el viaje.
Pues no, estamos equivocados, basta una simple niebla (atmosférica o mental) para jodernos lo que presuponiamos "días felices".
Después de darle muchas vueltas, "palante" y "patras", a un lado y hacia el otro, idas y venidas... nunca mejor dicho cuando hablamos de viajar, he decidido que haré caso a Dorothy y con mis pantuflas de color rujo rubí me repetiré a mi mismo tumbado en el sofá que "se esta en casa mejor que en ningún sitio, se esta en casa mejor que en ningún sitio..."

Pd.- ¡He vuelto!